martes, 8 de junio de 2010
Prensa israelí: Israel, un estado suicida
Fuente: Haaretz
Si hay una persona que siente que nuestra situación internacional es cada vez peor y otra que piense que nos estamos comportando como un estado suicida, deberían pensarlo nuevamente.
Después de todo, el Primer Ministro Benjamín Netanyahu dice que todas las críticas sobre la redada brutal del buque Mármara son sólo una muestra de "la hipocresía y doble moralidad internacional". El Ministro de Relaciones Exteriores Avigdor Lieberman dice que los turcos que permitieron el envío de los barcos son los únicos responsables de todo este asunto. E incluso el ministro de Finanzas Yuval Steinitz dice que mientras que a corto plazo estamos siendo criticados por la comunidad internacional, el hecho es que a la larga el mundo llegará a entender y justificar nuestra posición y actuación.
Pero como el economista John Maynard Keynes señaló hace 70 años, "El largo plazo es un engaño para los tiempo actuales porque a largo plazo todos estaremos muertos".
Steinitz no se ve afectado por los acontecimientos, ni por la suspensión de toda la infraestructura y los proyectos de energía con Turquía y el signo de interrogación que actualmente pende sobre las exportaciones israelíes civiles y militares del país. Él no está preocupado por el boicot a Israel anunciado por diversas organizaciones europeas, ni por el hecho de que Deutsche Bank haya vendido su inversión en Elbit Systems debido a la presión palestina. Incluso el cese de las relaciones diplomáticas con Israel que Nicaragua anunció la semana pasada no parece que le moleste, ni tampoco el hecho de que las tripulaciones aéreas israelíes han recibido instrucciones de no usar sus uniformes en el extranjero. Pronto ningún israelí será capaz de ir al extranjero, pero todo eso no parece que le preocupa.
Pero todo lo anterior no es nada comparable con el hundimiento sin precedentes que la imagen de Israel está sufriendo en el mundo entero. Eso representa una amenaza estratégica para Israel: El país depende de la opinión pública occidental, que al final y al cabo determina las acciones de sus gobiernos. Y si la opinión internacional se encuentra harta de nosotros y nos ve como una fuerza invasora cruel que pone en peligro la paz mundial, el camino hacia el fracaso total se hace más corto que nunca.
Incluso los buenos amigos de ayer nos consideran una carga en la actualidad. No sólo el primer ministro turco, Recep Tayeb Erdogan, quien calificó el ataque a la flotilla de "terrorismo de Estado", sino también los representantes de Brasil, Austria y México, que exigieron que Israel levante el bloqueo a Gaza. Catherine Ashton, ministra de relaciones exteriores de la Unión Europea, el secretario general de la ONU, Ban ki-Moon, y el presidente francés, Nicolás Sarkozy, criticaron a Israel por el "uso desproporcionado de la fuerza”. En EE.UU, la secretaria de estado Hillary Clinton no se anduvo con rodeos tampoco, ni el presidente Barack Obama, quien respalda una investigación independiente, transparente e internacional. Él tampoco confía en Netanyahu.
Hace dos días, Netanyahu pronunció un discurso de la nación alucinante en la televisión. Fue un discurso de defensa personal en el nivel más bajo. Habló del deber de impedir la entrada de armas a Gaza, como si ese fuera el asunto que se trata aquí.
La cuestión es cómo se ha hecho, la falta de planificación, la falta de información de inteligencia, la mala gestión, el hecho de que el precio de un ataque brutal y mortal no se haya considerado, y el peligro real en el que los Comandos israelíes fueron puestos, sin darse cuenta de la emboscada que les esperaba.
Netanyahu no dijo una palabra acerca de este fracaso colosal. Ha seguido con la costumbre de de tratar de aterrorizar a Israel con el puerto "iraní que se construirá en Gaza" en caso de dejar paso a estas flotillas humanitarias.
Pero hoy está claro que si alguien está acelerando la creación de tal puerto, ese es Netanyahu. Sus fallos están dando lugar a una posible segunda comisión Goldstone que puede llegar a conclusiones graves de lo que ha ocurrido en el momento de la toma de los barcos. Una comisión que puede terminar en una demanda de levantar totalmente el bloqueo de Gaza, incluida la militar.
Netanyahu, quien ha dicho que para él a seguridad está por encima de todo, él mismo está haciendo el mayor daño a la seguridad de Israel. En 16 meses ha logrado convertir un aliado estratégico de Israel en un enemigo peligroso. Lanzó a Turquía irrevocablemente a los brazos de Irán y Siria.
Es asombroso cómo Netanyahu ha llegado incluso a causar daños a la cuestión que está más cerca de su corazón, la amenaza nuclear iraní. El aislamiento internacional en el que se encuentra Israel, combinado con el disgusto de Obama con su persona y sus actos hacen que sea imposible para Israel obtener un apoyo internacional para sancionar duramente el régimen iraní.
El debate de Naciones Unidas sobre el tema se aplazó una vez más esta semana mientras que Israel recibió otro golpe hace poco, cuando 189 países (incluyendo Estados Unidos) llamaron a la supervisión internacional de sus instalaciones nucleares, algo que nunca ha sucedido en los últimos 40 años.
Hay que recordar el último mandato de Netanyahu ente 1996 y 1999 en el cual consiguió la total destrucción de los Acuerdos de Oslo con los palestinos y otra vez se volvió al fuego y las armas que provocaron la 2ª Intifada palestina.
Sólo podemos esperar que no siga por tres años más esta vez. El peligro es demasiado grande.
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