En estas fechas se conmemora el cuarto aniversario del final del enfrentamiento bélico entre Israel y Hezbollah. Un enfrentamiento que duró 33 días y que comenzó con la captura por parte del partido libanés de 2 soldados israelíes en la frontera el 12 de Julio de 2006.
El secretario general de Hezbollah compareció la tarde de ese mismo día anunciando que la única manera de devolver esos soldados israelíes a su casa era mediante negociaciones indirectas con el objetivo de liberar los prisioneros libaneses que Israel conservaba en sus cárceles (Algunos llevaban más de 20 años). Esta práctica no era extraña para Israel ya que dos años atrás tuvo que negociar con el partido libanés para liberar a otros dos soldados capturados a cambio de liberar a 11 presos libaneses en las cárceles israelíes.
Sin embargo, esta vez Israel junto con Estados Unidos tenían otro plan distinto y se presentaba la ocasión perfecta para ejecutarlo. Se trataba del proyecto americano para domesticar y someter a Oriente Medio mediante The new middle East (El nuevo oriente medio), esa precisamente fue la palabra más repetida por los responsables estadounidenses en esos 33 días durante los cuales duró el enfrentamiento.
Estaba claro que Estados Unidos e Israel buscaban cambiar el mapa geopolítico de Oriente medio con el fin de acabar con los focos de resistencia de la zona empezando por el Sur del Líbano.
Israel decidió entrar en guerra con un claro objetivo: acabar con Hezbollah, despojarle de sus armas o como mínimo extender un área de seguridad de 20 Km por encima de la frontera con el Líbano, denominada área de seguridad para proteger a las colonias del Norte de los misiles del partido.
Pues bien, 33 días después, Israel no sólo no ha conseguido sus objetivos sino que ha dejado al descubierto enormes deficiencias en la estrategia tomada por el ejército y ha puesto en peligro por primera vez el frente interno, eso es, el pueblo israelí que nunca antes se había visto implicado en las guerras que su país libraba con sus vecinos árabes.
El anterior primer ministro israelí Ehud Olmert no tuvo más remedio que presentar el único objetivo que su ejército había conseguido como un gran triunfo y es que después de la guerra el secretario general de Hezbollah Hassan Nasrallah ya no podía caminar por las calles de Beirut al aire libre.
Israel tenía muchas esperanzas puestas en que la gente y el pueblo del Líbano se volviera en contra de Hezbollah exigiéndole rendirse a las peticiones que le llegaban día tras día de la comunidad internacional. Recuerdo como muchos medios de comunicación occidentales e incluso árabes frecuentaban a la gente del sur del Líbano que se había refugiado en el Norte del país intentando sacarles alguna condena o crítica a Hezbollah por la guerra. Sin embargo, perecieron en el intento puesto que no consiguieron ni una sola palabra. Eso fue un gran éxito del Líbano.
Esta actitud de los libaneses hacia la resistencia, la capacidad de esta última de aguantar y resistir y sobre todo el continuo lanzamiento de misiles hacia el frente interior del estado hebreo (obligando a un millón de israelíes a esconderse en los refugios y paralizando la vida social y económica en el norte israelí) ha hecho que se pactara el cese de hostilidades bajo la resolución 1701 de naciones unidas y el envío de tropas internacionales al Líbano para hacerla cumplir.
Al final, los soldados israelíes volvieron a sus casas sin poder liberar a sus dos compañeros presos y el gobierno israelí tuvo que negociar indirectamente con Hezbollah para recuperar sus restos dos años después.
Tanto la sociedad como los responsables israelíes han demostrado que tienen espíritu de autocrítica -imposible de conseguir en ningún país árabe- porque justo después de la guerra formaron una comisión de investigación que fue presidida por el juez Vinograd. Esta comisión estudió detenidamente los puntos débiles tanto a nivel político como militar que el ejército israelí mostró a lo largo de esos 33 días de confrontación. Y rápidamente, se empezaron a tomar decisiones para afrontar los desafíos que plantea tener un arsenal de 50000 misiles a pocos kilómetros de la frontera del norte
Por su parte, Hassan Nasrallah dijo en una entrevista a Aljazeera 1 año después de la guerra que igualmente la resistencia libanesa había creado su propia comisión de investigación para mejorar y estar preparado para la siguiente contienda.
Finalmente, podemos decir que la primera década del siglo 21 ha constituido un punto de inflexión muy significativo en el conflicto árabe-israelí. Habrá que estar atento a lo que pasa en el futuro para tener un idea clara de cómo están cambiando los equilibrios de fuerza en la región. De momento, sólo podemos recordar la historia reciente que nos dice que Israel empezó en el año 2000 retirándose -dos meses antes de lo pactado- del sur del Líbano. En 2006, el mismo Israel se vio incapaz de someter a la resistencia libanesa chiíta en el Sur del Líbano para que finalmente en 2008, terminar fracasando en su intento de reducir a su homóloga sunita en la franja de Gaza.
viernes, 13 de agosto de 2010
4 años después..
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Bueno, desgraciadamente en la Franja de Gaza no han fracasado definitivamente dado que sigue la Ocupación, el bloqueo, el muro de la verguenza...¡Ojalá en la Franja de Gaza y en todos los Territorios Palestinos se lograra una victoria definitiva sobre el Estado de Israel que les obligara a volverse a Israel con el rabo entre las piernas...¡el día que así sea, si que será para hacer una celebración por todo lo alto en Palestina y en todo el Mundo los Amigos del Pueblo Palestino
ResponderEliminarRamadám Karim, Mohammed